Proyecto realizado en colaboración con Bernardo Nadal Alemany, arquitecto, y Daniel Tur Bisquerra, arquitecto técnico, en el concurso de anteproyectos para el nuevo Liceo de Palma.
Se concibe el edificio como un “recipiente” FUNCIONAL y VERSÁTIL, que permita albergar y desarrollar la actividad educativa en las mejores condiciones. Para ello se aplican criterios de ergonomía organizacional, entendida como la optimización de la interacción entre los usuarios y su entorno.
En fachadas y composición volumétrica se utiliza un lenguaje moderno, buscando la innovación y diferenciarlo como un edificio singular. Tanto su alto nivel de diseño como sus prestaciones reflejan los valores de la MLF, como escaparate de una oferta de máxima excelencia educativa. Dicha premisa se compatibiliza con la austeridad conceptual de proyecto que simplifica tanto la ejecución de obra (estandarizando las unidades constructivas) como el posterior uso y mantenimiento, a fin de eliminar costes innecesarios.
La topografía del solar -con pendiente moderada en dirección sureste- se aprovecha para armonizar el edificio con su entorno. Se protege su intimidad visual abriéndose hacia la zona urbana de menor densidad, volcando a la vez sus vistas hacia el Castillo de Bellver y la Sierra de Na Burguesa.
La sostenibilidad se constituye en eje y objetivo fundamental del proyecto arquitectónico. No sólo como valor añadido a la promoción de un equipamiento limpio y respetuoso; sino como emblema de una oferta educativa diferenciada respecto a otros centros escolares. Los valores educativos ambientales se integran en el diseño de forma perceptible por los usuarios